Juega al poker en Azartia

viernes, 13 de septiembre de 2013

Tour EEUU: Sedona, Arizona

Ayer llegué cansadísimo al hotel y tuve que buscar los 3 siguientes hoteles, lo que no es fácil cuando muchos no se anuncian en Booking ni en páginas similares.

No tengo mucho tiempo ya que quiero salir pronto para el Grand Canyon ya que tengo otro día duro (probablemente el segundo día más duro de todo el viaje), así que haré un breve resumen.

Salí de mi motel en Flagstaff por la mañana, hacia Sedona, con la intención de visitar los vortex de energía por los que es conocida.



De nuevo, el paisaje del trayecto es espectacular.



En el Visitor's Center compré el pase anual para Parques Nacionales (80$) y me dieron un mapa de los 4 energy vortex que hay. Me dijeron que el tiempo que se tarda en hacer cada uno de los recorridos era de 3, 2, 2 y 2 horas. El de 3 horas era el de Bell Rock que me quedé con ganas de ver el día anterior, así que haría el recorrido de Bell Rock y el de otro más: Cathedral Rock, el más popular, pero primero pasaría por el Scenic Overlook o algo así, que tiene unas vistas de Sedona impresionantes.





Tras pasar por el overlook, me dirigí a por comida y a Bell Rock. El trayecto no era tan largo como me habían dicho en el Visitor's Center, pero durante el mismo pude sentir algo especial en el sitio.


Al comienzo de la ascensión me encontré con una pareja de hippies de unos 50 años que tenían un diapasón que vibraba con cada nota emitida (tenían 7, uno por cada nota) y decían que la montaña amplificaba el sonido y se podían ver imágenes y sonidos, aunque no entendí muy bien lo que querían decir, pero eran majos.

Lo mejor fue al llegar arriba. No conseguí llegar al punto más alto (tampoco busqué demasiado), pero me senté tranquilamente y poco a poco me dejé embriagar por un trasfondo de paz. Era una sensación muy agradable y extraña, y en cierto modo me sentía como si me hubiese fumado un porro. Las vistas también eran espectaculares.



Tras comerme mi sandwich hice el camino de vuelta al coche y me dirigí hacia Cathedral Rock, en lo que podría decirse que fue un error.



Esto no era como Bell Rock, con una ruta de unos 20-30 minutos y la posterior ascensión más o menos escalonada, esto era directamente la asecensión a una montaña. Al poco se empieza a inclinar sospechosamente el camino, y a los 10-15 minutos de ascensión me encuentro con que el camino deja de ser camino y pasa a ser escalada.

Paré. Me dije que no podía ir por ahí. No sabía qué hacer.



Hay algo que me gustaría contar, aunque se me esté haciendo tarde. Todos tenemos una lista de prioridades en la vida. Lo sepamos o no. En algunas personas en la parte más alta está el dinero, en otras el sexo, en otras la seguridad, en otras el confort, en otras -como mis amigos los hippies- el tener experiencias místicas (estoy especulando, no lo sé), en otras el drogarse, en otras una mezcla de varias de las que acabo de decir. Todo el mundo tiene algo en los primeros lugares, sea consciente o no.

En mi caso durante mucho tiempo y hasta hace no tanto, fue el miedo. Cuando quería hacer algo tenía que pasarlo por mi filtro de miedo, que decidía por mí. Muy triste.

Pero bueno, el caso es que hace tiempo que dejé de hacerle caso, y siempre que puedo hago lo contrario de lo que dicta mi miedo. Identifico que una decisión o una forma de pensar está condicionada por el miedo y trato de hacer lo contrario, y a veces tengo éxito.

Como los lectores fieles sabrán, tengo mucho vértigo. Estaba en una situación complicada, y me empecé a sentir triste por dejarme ganar por algo tan irracional. Ahí, sentado casi al borde de la cima, tu mente dice "no puedo", tú sabes que puedes aunque sea peligroso (llevaba zapatillas vans con los cordones sueltos y vaqueros largos sudados que se me pegaban). Me sentía triste, me temblaban las piernas de miedo y lloré de frustración, de no poder hacer lo que quería.

Pero el miedo, como sensación que es pasó, así que cuando se fue, con todo el coraje del mundo, me fui para arriba. Conseguí llegar bastante lejos, pero el problema es que al tener tanta pendiente uno no podía saber cuándo acababa. Paré y vi que bajaba una pareja de nórdicos. Les pregunté si quedaba mucho y me dijeron que no, que un poco después la pendiente se suavizaba mucho.

Se bajaron y me quedé ahí otra vez, otra vez atenazado por el miedo. Volví a sentir que no podría hacerlo, y además esta vez no sabía si iba a poder bajar lo que había subido ya, que era bastante. Otra vez volví a llorar. Y otra vez el miedo se debilitó.

Conseguí llegar al final, y el resto de la subida, aproximadamente medio kilómetro de ascensión, la hice sin parar, con la determinación febril del loco, del que nada tiene que perder, jadeando pero sin parar ni un momento.

¡Qué vistas había allí arriba, y otra vez, qué energía! Estaba preocupado por el descenso, por lo que no me acabé de relajar del todo durante mucho tiempo. Pero durante un rato pude sentir la montaña, por decirlo de algún modo, y tuve una sensación de paz tan profunda... Qué silencio impresionante había ahí arriba, lástima de los jodidos insectos como moscas infectas y demás carroña, que si se extinguieran nada se perdería (lo siento por el comentario, odio a los putos insectos).



Un rato después tocaba descender, y estaba literalmente cagado. Me temblaban las piernas, de miedo y de cansancio, y a punto estuve de tener que ir a hacer "number two", que le dicen aquí, en medio de la montaña, pero me dije que no podía parar, que no podía perder mi determinación. Me até los cordones de las zapatillas, me recogí los vaqueros, e inicié el descenso:




Al final fue más fácil de lo esperado, a excepción de un punto que cuando subí no estaba mojado, y que ahora lo estaba (recordad que es roca caliza o arenisca, no sé). Lo hice, lo logré, y cuando acabé de nuevo me embargó esa sensación de paz y de dicha.

En fin, una experiencia bastante interesante, acompañada de unas vistas increíbles durante todo el día. Normalmente no suelo hacer muchas fotos -de hecho en Las Vegas no hice prácticamente ninguna foto-, pero este paraje lo merecía.

Espero que os haya gustado. Me marcho en breve al Cañón del Colorado, y dormiré en un pueblo perdido en medio del desierto. ¡Buen viaje!


6 comentarios:

Danilovich dijo...

Muy grande Rami: por tu artículo, viaje, y forma de contarlo. Pero enhorabuena sobretodo por vencer a tus miedos. Estoy muy orgulloso.

PD: también me das mucha envidia, cerdo.

Rami dijo...

Me alegro de que te gustara

Unknown dijo...

Q jefe rami a la proxima me apunto si me dejas!

Anónimo dijo...

uhh que super viaje, ramy una pregunta vas solo en el viaje?

Unknown dijo...

Un gusto leer tus peripecias Rami. Un abrazo!

Rami dijo...

Sancho, espero que la próxima vez no pongas malas excusas.

Anónimo, sí, voy solo, se lo propuse a varias personas, incluido el del comentario de arriba, pero todos eligieron seguir con sus insulsas vidas. Todo el mundo debería hacer un road trip en la vida!

Un abrazo mariano!