Crónica xD

Rafa, portero del Playas de Castellón y de la selección española, a punto de parar un doble penalty

La semana pasada prometí volver aquí a contar cómo fue mi vuelta a las pistas, tanto si la cosa iba bien como si tenía que volver para arrepentirme.

Ayer anduve desde que me desperté algo nervioso. El ir a jugar con un equipo al que no conoces y que además te va a estar "juzgando", pues se hace más complicado que jugar con los colegas de siempre a los que no has de demostrar nada porque ya te conocen.

Llegamos Raquel y yo a La Chopera, un centro deportivo con pistas de padel, tenis, fútbol sala y fútbol situado en medio del impresionante Parque de el Retiro, una de las pocas maravillas que tiene la asquerosa y dantesca ciudad de Madrid. Manda huevos que lleve viviendo en Madrid casi 5 años y todavía no haya ido al Retiro...


Total, que llego allí y nada más llegar me dicen que de los 4 equipos del grupo sólo pasa el primero, por lo que obviamente hay que ganar los 3 partidos. Más presión. Bien.

Me empiezo a tranquilizar cuando metemos el 1-0. Mi equipo no es que juegue especialmente bien, pero tienen un jugador bastante bueno, y defienden de forma muy ordenada. Le echan muchas ganas. Poco peligro en defensa de momento, tenemos el balón y no nos cuesta demasiado robar. Noto cómo me tiemblan un poco las piernas de lo nervioso que estoy. "Eso se cura parando", me digo. Hago un par de paradas no excesivamente difíciles que me dan más confianza. Metemos el segundo. Esto mejora.

Pero no todo es alegría. Cuando quedan 2 ó 3 minutos para que se acabe la primera parte, el árbitro (carecía totalmente de criterio) nos pita una falta -que no es- a unos 13-14 metros de mi portería. El tío que se va a poner en la barrera no lo hace donde yo le digo, se coloca demasiado centrado. El rival tira a puerta, un tiro fácil, pero el tío de la barrera toca el balón con el brazo, para cambiar su trayectoria, y no puedo sino mirar cómo entra por el otro poste. 2-1 y se acaba la primera parte. No es momento de broncas.

En la segunda parte el otro equipo sale en tromba a presionar arriba. Mi equipo está demasiado cansado, cada vez defendemos más cerca de la portería. Me hace gracia pensar en cómo tenía que matarme a gritar a mi ex equipo para que defendiesen por detrás del medio campo, y éstos no pasaban de la línea de 10 metros!!! Mi idea de toda la vida de una buena defensa en fútbol sala, cuando no se presiona, es aguantar a unos 15 metros de la portería; cederle 25 metros de campo totalmente, y en esos 15 metros defender con alta intensidad: no dejar pasar ni una.

Pero éstos ceden 5 metros más, y no hay intensidad; aparte de que dejan conducir demasiado a quien tiene el balón. Como el balón no nos dura ni 15 segundos en nuestro poder, el otro equipo sigue atacando. Me va bien, hago unas cuantas paradas. Pero el tiempo pasa y no conseguimos matar el partido. Su portero no parece nada bueno joder, cómo coño podemos fallar tanto. Pero por fin llega una contra, dos nuestros contra un defensa y el portero; metemos el tercero. 3-1. Ya lo veo casi hecho, pero el equipo cada vez está más fundido físicamente. Nos las apañamos para perder el balón arriba con todo el equipo por delante de la jugada, por lo que llega uno de ellos conduciendo el balón sólo contra mí. El momento de la verdad. Quedan sólo 5 minutos y va a ser el gol que les meta otra vez en el partido o la parada con la que salve el resultado y me convierta en un héroe otra vez. xDD

Salgo demasiado rápido, cuando el tío todavía le faltan demasiados metros para llegar, así que dudo. Dudo de si le he dejado espacio para que me intente regatear o si va a chutar directamente. Y en ese momento de duda y de quedarme un poco a medias, el cabrón mete un punterazo que no llego a tapar, y el balón me pasa bajo las piernas. 3-2. Ups. Eso en mis buenos tiempos no me habría pasado en la vida. Pero qué coño sabe este equipo de mis buenos tiempos, si no me conocen.

Faltan 3 minutos para que se acabe el partido, y el portero rival sale a atacar en una jugada. Consigo pararla y se la doy a un compañero para que tire a puerta. El tío está tan cansado que la bola no pasa de medio campo. Entre medias me he apoyado con demasiada fuerza en mi muñeca izquierda y una de las dos tendinitis de esa mano me recuerda por qué dejé de jugar. Dolor garantizado para unos cuantos días. Quedan sólo 3 minutos y casi lo tenemos.

Pero el asedio continúa, hasta que un rival recibe algo escorado. Se zafa de su marcador y se dirige hacia mí. En lugar de ir a por él como un puto loco para cerrar todos sus espacios, incluido el pase, que es lo que marcan los cánones cuando el rival se aproxima por un lateral, y que es lo que debería haber hecho y lo que habría hecho en mis tiempos de gloria; lo que hago es tapar portería pero sin irme a por él. Le da tiempo a meter el pase de la muerte y aparece otro tío solo para marcar. 3-3. Joder. Final.

La gente en general está contenta conmigo, pero yo no estoy satisfecho con el resultado. Aunque un empate no es una derrota, y no te deja virtualmente fuera como lo hace una derrota en una liguilla en que solamente pasa el primero, yo soy bastante inconformista conmigo mismo y me lamento sobre todo por el segundo gol.

El entrenador-jugador me dice que si quiero volver el próximo domingo, yo le digo que estaría encantado de volver a jugar con ellos. Me habían dicho que les faltaban 3 tíos (eran 7 conmigo ayer). Si son buenos veo alguna opción de pasar de ronda y hacer algo decente. Si no mejoran mucho lo visto, no creo que pasemos de grupo. Pero bueno, yo, mientras tanto, a seguir cogiendo forma y confianza. Y a disfrutar lo que se pueda de este deporte.

Conclusiones:

1-Buenas sensaciones en general. Me ha gustado la experiencia de volver a jugar un partido algo serio, de esos con árbitro (aunque careciese totalmente de criterio). También me ha gustado el atrevimiento a meterme en un equipo con gente que no conozco de nada. No sé, abandonar mi cómoda existencia y lanzarme a aventuras nuevas con resultado incierto. La vida, entre otras cosas, va de eso, de arriesgarse. De estar dispuesto a ser herido, una y mil veces.

Porque que no te quepa duda de que eso es lo que hacemos, protegernos, no exponernos, evitar situaciones que en el pasado nos hicieron daño. Eso es vivir con temor. Y por supuesto, eso no es vivir.

2-Tengo un cuerpo viejo y decrépito. Aparte, está demasiado lastimado como para hacer posible un regreso más en serio. No creo ni que mis articulaciones aguanten más de 1 partido semanal. Me duele bastante la muñeca izquierda y las rodillas y tobillos también andan algo jodidos.

3-Adoro el puto fútbol sala, nada de esto tiene comparación alguna con el poker. Ni 1,000$ pagan la experiencia de ayer.


De momento eso es todo, este finde 0 manos, y ya llevo más de una semana sin jugar. Y estoy bien, me encuentro bien, que a la postre es lo único que de verdad importa.