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jueves, 19 de septiembre de 2013

Tour EEUU: Utah, conducción americana

Ya estoy en San Francisco, la última parada del viaje antes de volver a Los Angeles y a Madrid. No he escrito nada durante el recorrido por Utah porque he acabado todos los días demasiado cansado como para escribir. Lo siento por quien estuviese siguiéndolo.

En fin, el caso es que estaba cruzando el desierto de Nevada, y quería contar un poco cómo me había ido en mi trayecto por los Parques Nacionales de Utah (estoy enamorado de este Estado) y el Grand Canyon, pero -no sé cómo- el vídeo acaba siendo una sarta de improperios contra los conductores americanos. De nuevo lo siento.

Tales exabruptos mezclados con retazos del viaje acaba abruptamente al llenarse la memoria del teléfono, pero ya estaba llegando al final en cualquier caso; aunque me queda pendiente hablar de los moteles, de los que también habría mucho que comentar.

¡Espero que os entretenga!



viernes, 13 de septiembre de 2013

Tour EEUU: Sedona, Arizona

Ayer llegué cansadísimo al hotel y tuve que buscar los 3 siguientes hoteles, lo que no es fácil cuando muchos no se anuncian en Booking ni en páginas similares.

No tengo mucho tiempo ya que quiero salir pronto para el Grand Canyon ya que tengo otro día duro (probablemente el segundo día más duro de todo el viaje), así que haré un breve resumen.

Salí de mi motel en Flagstaff por la mañana, hacia Sedona, con la intención de visitar los vortex de energía por los que es conocida.



De nuevo, el paisaje del trayecto es espectacular.



En el Visitor's Center compré el pase anual para Parques Nacionales (80$) y me dieron un mapa de los 4 energy vortex que hay. Me dijeron que el tiempo que se tarda en hacer cada uno de los recorridos era de 3, 2, 2 y 2 horas. El de 3 horas era el de Bell Rock que me quedé con ganas de ver el día anterior, así que haría el recorrido de Bell Rock y el de otro más: Cathedral Rock, el más popular, pero primero pasaría por el Scenic Overlook o algo así, que tiene unas vistas de Sedona impresionantes.





Tras pasar por el overlook, me dirigí a por comida y a Bell Rock. El trayecto no era tan largo como me habían dicho en el Visitor's Center, pero durante el mismo pude sentir algo especial en el sitio.


Al comienzo de la ascensión me encontré con una pareja de hippies de unos 50 años que tenían un diapasón que vibraba con cada nota emitida (tenían 7, uno por cada nota) y decían que la montaña amplificaba el sonido y se podían ver imágenes y sonidos, aunque no entendí muy bien lo que querían decir, pero eran majos.

Lo mejor fue al llegar arriba. No conseguí llegar al punto más alto (tampoco busqué demasiado), pero me senté tranquilamente y poco a poco me dejé embriagar por un trasfondo de paz. Era una sensación muy agradable y extraña, y en cierto modo me sentía como si me hubiese fumado un porro. Las vistas también eran espectaculares.



Tras comerme mi sandwich hice el camino de vuelta al coche y me dirigí hacia Cathedral Rock, en lo que podría decirse que fue un error.



Esto no era como Bell Rock, con una ruta de unos 20-30 minutos y la posterior ascensión más o menos escalonada, esto era directamente la asecensión a una montaña. Al poco se empieza a inclinar sospechosamente el camino, y a los 10-15 minutos de ascensión me encuentro con que el camino deja de ser camino y pasa a ser escalada.

Paré. Me dije que no podía ir por ahí. No sabía qué hacer.



Hay algo que me gustaría contar, aunque se me esté haciendo tarde. Todos tenemos una lista de prioridades en la vida. Lo sepamos o no. En algunas personas en la parte más alta está el dinero, en otras el sexo, en otras la seguridad, en otras el confort, en otras -como mis amigos los hippies- el tener experiencias místicas (estoy especulando, no lo sé), en otras el drogarse, en otras una mezcla de varias de las que acabo de decir. Todo el mundo tiene algo en los primeros lugares, sea consciente o no.

En mi caso durante mucho tiempo y hasta hace no tanto, fue el miedo. Cuando quería hacer algo tenía que pasarlo por mi filtro de miedo, que decidía por mí. Muy triste.

Pero bueno, el caso es que hace tiempo que dejé de hacerle caso, y siempre que puedo hago lo contrario de lo que dicta mi miedo. Identifico que una decisión o una forma de pensar está condicionada por el miedo y trato de hacer lo contrario, y a veces tengo éxito.

Como los lectores fieles sabrán, tengo mucho vértigo. Estaba en una situación complicada, y me empecé a sentir triste por dejarme ganar por algo tan irracional. Ahí, sentado casi al borde de la cima, tu mente dice "no puedo", tú sabes que puedes aunque sea peligroso (llevaba zapatillas vans con los cordones sueltos y vaqueros largos sudados que se me pegaban). Me sentía triste, me temblaban las piernas de miedo y lloré de frustración, de no poder hacer lo que quería.

Pero el miedo, como sensación que es pasó, así que cuando se fue, con todo el coraje del mundo, me fui para arriba. Conseguí llegar bastante lejos, pero el problema es que al tener tanta pendiente uno no podía saber cuándo acababa. Paré y vi que bajaba una pareja de nórdicos. Les pregunté si quedaba mucho y me dijeron que no, que un poco después la pendiente se suavizaba mucho.

Se bajaron y me quedé ahí otra vez, otra vez atenazado por el miedo. Volví a sentir que no podría hacerlo, y además esta vez no sabía si iba a poder bajar lo que había subido ya, que era bastante. Otra vez volví a llorar. Y otra vez el miedo se debilitó.

Conseguí llegar al final, y el resto de la subida, aproximadamente medio kilómetro de ascensión, la hice sin parar, con la determinación febril del loco, del que nada tiene que perder, jadeando pero sin parar ni un momento.

¡Qué vistas había allí arriba, y otra vez, qué energía! Estaba preocupado por el descenso, por lo que no me acabé de relajar del todo durante mucho tiempo. Pero durante un rato pude sentir la montaña, por decirlo de algún modo, y tuve una sensación de paz tan profunda... Qué silencio impresionante había ahí arriba, lástima de los jodidos insectos como moscas infectas y demás carroña, que si se extinguieran nada se perdería (lo siento por el comentario, odio a los putos insectos).



Un rato después tocaba descender, y estaba literalmente cagado. Me temblaban las piernas, de miedo y de cansancio, y a punto estuve de tener que ir a hacer "number two", que le dicen aquí, en medio de la montaña, pero me dije que no podía parar, que no podía perder mi determinación. Me até los cordones de las zapatillas, me recogí los vaqueros, e inicié el descenso:




Al final fue más fácil de lo esperado, a excepción de un punto que cuando subí no estaba mojado, y que ahora lo estaba (recordad que es roca caliza o arenisca, no sé). Lo hice, lo logré, y cuando acabé de nuevo me embargó esa sensación de paz y de dicha.

En fin, una experiencia bastante interesante, acompañada de unas vistas increíbles durante todo el día. Normalmente no suelo hacer muchas fotos -de hecho en Las Vegas no hice prácticamente ninguna foto-, pero este paraje lo merecía.

Espero que os haya gustado. Me marcho en breve al Cañón del Colorado, y dormiré en un pueblo perdido en medio del desierto. ¡Buen viaje!


jueves, 12 de septiembre de 2013

Tour EEUU: Flagstaff, Arizona

Hoy me he marchado de Las Vegas. Ayer jugué la última sesión (NL200) y volví a ganar para pleno de sesiones positivas. Los jugadores eran todos horribles otra vez, me pareció estar de vuelta en 2009, sólo que yo siendo muchísimo mejor. Por cierto, un jugador muy malo pero no de lo peor de la mesa comentó que el 42% del dinero en efectivo de EEUU se encuentra en Las Vegas.

Se me ha hecho algo tarde al salir, y he acabado dejando el hotel casi a las 12. El otro día comentaba en el vídeo que ayer tenía pensado visitar la Presa Hoover, pero al final, viendo que estaba dentro del itinerario hacia Flashtag, lo dejé para hoy.




La Presa Hoover es una construción imponente, que denota inteligencia, y un notable intento por parte del hombre de controlar el medio en que se encuentra. Al ver el lago Mead, un embalse creado artificialmente justo encima de la presa, he pensado en lo efímero del hombre frente a la naturaleza. Supongo que esta sensación volverá a aparecer conforme avance el viaje.




Hasta hace no demasiado, si querías ir de Las Vegas hasta Phoenix, de Nevada a Arizona, tenías que pasar por la estrecha carretera que la bordea; ahora esto ya no es necesario, debido a la construcción de la autopista-viaducto que pasa por encima de la presa, y, aunque el trayecto gana en comodidad y en rapidez, también ha perdido cierto encanto.

Aun así, todavía te puedes desviar de la nueva autopista y circular por encima de la presa. Lo han convertido en algo así como una atracción, con aparcamientos a 7$ la plaza (se puede aparcar en otros sitios) y atracciones en el interior. Yo no tenía mucho tiempo, así que me he ahorrado las atracciones, he aparcado el coche y me he dirigido hacia el abismo.




¡Qué miedo he pasado! No es tan imponente como me lo imaginaba antes de llegar, ya que la presa tiene cierta curvatura que hace que el abismo dé menos miedo, pero aun así me he asustado bastante. Tengo vértigo desde pequeño, y acostumbro a tener pesadillas en las que estoy agarrado desesperadamente a una escalera, o en las que tengo que cruzar un abismo, o en las que alguien cae de un quinto piso... todas ellas aterradoras. Así que me he acercado a unos pequeños salientes, que hacen que la sensación de indefensión se acentúe, y he jugado con las sensaciones. Puede que alguien de entre la multitud de turistas me viera y pensara: "¡Hmmm, parece que tenemos un suicida!" ya que estaba a unos 30 centímetros del borde, la respiración agitada y sudando.




Tras 3 horas abriéndome el paso entre el tráfico, con paisaje primero era desértico (los moteles y restaurantes que había entre la presa Hoover y Kingman son tipiquísimos de película y viejísimos además, como un "restaurante" de pizzas todo viejo y destartalado en medio de la nada), luego con más vegetación, y finalmente montañoso, llego a mi motel en Flagstaff, Arizona. He dejado las Freeways (autovías interestatales) atrás, y en las carreteras convencionales (aún con dos carriles) la conducción se parece algo más a la española, ya que por lo menos los coches circulan por la derecha y no por donde les sale de los huevos (más sobre conducción americana en una futura entrada).

¿Por qué Flagstaff? Flagstaff es una ciudad de Arizona que no tiene más encanto que moteles baratos, pero que se encuentra a aproximadamente hora y media de la cara sur del Gran Cañón. La otra alternativa era Williams, pero Flagstaff está más cerca de Sedona, y a su vez también más cerca de la carretera que bordea el Cañón por el este, que es adonde me dirigiré tras mi estancia aquí. Y había otra alternativa, que es quedarte a dormir en el pueblo del Gran Cañón, pero aparte de que hay que reservar con mucho tiempo de antelación, los precios ahí se disparan, y no creo que hubiese podido encontrar nada por menos de 200$.

Como decía al principio, iba con retraso con respecto a mi plan inicial, que era llegar a las 3 a Flagstaff. He llegado a las 6 al motel, así que nada más dejar la maleta he salido para Bell Rock, una especie de colina muy especial, con nada alrededor, a unas 5 millas al norte del pueblo Oak Creek. He visto que anochecía a las 8, por lo que con algo menos de una hora de trayecto he calculado que me quedaría 1 hora de sol al llegar.





De nuevo otro error de planificación... cuando he llegado ya era de noche y no he podido ver nada, aunque el trayecto por la 89A, una carretera horrible pero con unas vistas increíbles, ha merecido la pena. Aun así, parece que voy a perder un día con respecto al planning inicial y puede que me quede una noche extra en Flagstaff, aparte de las 2 que tenía pensadas.




Mañana tengo dudas entre si olvidarme de Sedona e ir al Grand Canyon directamente, o pasar el día en Sedona y visitar el Grand Canyon el jueves. Creo que visitaré Sedona, ya contaré qué tal el pueblo, ¡y si realmente existen esos vórtex de energía!

martes, 10 de septiembre de 2013

Tour EEUU: Las Vegas

Llevo ya 2 semanas en EEUU, las cuales pasé en el retiro al que fui el año pasado, y las 2 que me quedan las pasaré recorriendo millas por el oeste. Intentaré ir subiendo algún vídeo comentando cosas que me pasen o curiosidades sobre los americanos (siempre encuentras algo por lo que reírte de ellos), siempre que tenga tiempo e Internet disponibles.

Éste es el primero de los vídeos que espero poder seguir haciendo. Está dividido en tres partes porque se me ha ido llenando la memoria del teléfono y he tenido que ir borrando cosas.

Estoy ilusionado por este viaje. Me voy a adentrar en la auténtica América, y voy a ver parajes majestuosos en los que el hombre no ha podido poner sus zarpas. Por cierto, el Tour EEUU 2013 lo patrocina Quaker, ¡los cereales favoritos de los niños cuáqueros!